Hoy
en un día tan especial no puedo sino pensar en ti. Probablemente yo sólo sea un
vago recuerdo, uno de esos que se diluyen en el turbulento mar de los recuerdos
que viven en la memoria. Cada mañana me levanto y disfruto de esa sonrisa que
me regalaste un día y que ahora guardo como el elixir que alimenta al universo.
Despojada
de esperanza por capricho de las crueles parcas y sin un sueño que bordar entre
mis dedos, caminaba errante por la arbolada alameda. Al levantar la mirada, un
extraño de ojos verdes me rescató del olvido. ¡Ese instante fue el Olimpo para
mí!
Hoy
mi pudor se torna bravura; quisiera conocer tus labios, tus secretos, tus
sueños y, entre tus brazos de Apolo, renacer como una diosa que dé calor a tu
alma.
Las
coincidencias no existen; somos corazones enlazados destinados a encontrarse. Vivo
con esa certeza y te espero con AMOR.
EUTERPE