Aquella noche él me vino a buscar y esta vez no con un ramo de
flores. A su lado tenía dos sillas azules sospechosamente parecidas a las de
las piscina. Su mirada traviesa me invitó a seguirle. Se desvió del camino y
con paso alegre se adentró en el bosque centenario. El sonido de los búhos
acompañaba nuestras pisadas al tiempo que las hojas de los árboles se abrían
dejando ver la verde ladera junto al lago. Allí mismo colocó las dos sillas,
muy juntitas, para que sirvieran de descanso mientras mirábamos el cielo más
estrellado que jamás había visto nunca. Y así estuvimos más de dos horas.
Me preguntó en qué estaba pensando y
sentí un nudo en la garganta. ¿Cómo le podía explicar el revuelo interior que
un rato de introspección me había provocado? Quería gritarle al mundo ¡Basta
ya! ¡Reclamo el derecho a que una persona pueda soñar despierta sin que nadie
la tilde de perezosa o vaga!
Estamos equivocados; vivimos en una
sociedad en la que el silencio significa aburrimiento, en la que siempre
estamos conectados a las redes sociales, siempre pendientes de si nos han
enviado un mensaje, de si alguien ha subido una foto o nos ha dado algún me gusta
a nuestra última actualización. Desde pequeños nuestros padres nos llenan de
actividades extraescolares para asegurarse de que no queda ningún hueco de
nuestra vida "desperdiciado".
Todos parecen olvidar que el ser humano
no es una máquina sino un ser frágil y a la vez fuerte, un ser lleno de
contradicciones que lucha por obtener sus propias respuestas.
Soñar despiertos nos permite evadirnos
del presente y anticipar lo que puede ocurrir, lo cual nos hace más fuertes.
Cuando estamos absortos en nuestro propio mundo, nuestro cerebro trabaja de
forma oculta y nos ofrece soluciones que de forma consciente no veríamos. De
todas formas, ¿qué es el proceso creativo? ¿Cómo funciona realmente? Yo creo
que la sociedad actual se empeña en olvidar que todos los grandes y pequeños
inventos fueron soñados primero por gente aventurera que se atrevió a divagar.
Según mi experiencia, la imaginación es capaz de crear una realidad palpable.
¿Será por eso que no nos quieren dejar soñar despiertos?
Como bien podréis comprender yo no
podía explicarle a él todo esto porque habría estropeado la magia del momento.
Así que me limité a darle un beso en la mejilla mientras susurraba:
"¡Gracias!"