Él me dio sus sueños,
brillantes,
tejidos con luz y
esperanza.
Bajo la luz de la
luna
pintó mis labios de
estrellas.
¡Él creó un
universo
con galaxias
enteras!
Meció mi alma al
vaivén de las olas,
y cual mago
compasivo
me rescató del
olvido.
Sus manos,
mariposas soñadoras,
estremecieron mi
cuerpo.
Hoy sentada junto
al mar
lloro su ausencia.
Mientras el salitre
tiñe mis cabellos,
busco sus palabras en la
arena.
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