viernes, 28 de noviembre de 2014

LA ALUCINANTE AMELIA



Amelia alquiló un apartamento en Alicante donde alumbró a Alicia ayudada por Alberto el anestesista. Allí se alojó y aumentó sus amigos.

Acostumbraba a acudir a audiciones para actuar ante alumnos ansiosos por aprender arte andaluz. Un anochecer, Alicia animó la actuación con sus atroces aullidos. Al acabar la actuación, los asistentes abrazaron a la alucinante Amelia. Allí fue alabada por el Alcalde alicantino y sus allegados del alma. Amelia asentía al abrazar a aquellos alumnos tan amables y agradeció el aroma de amapolas que poco antes la había acariciado el aliento.

En abril, Arturo el alquimista alargó un anillo de azabache a su angélica Amelia. Alicia apareció ante aquella algarabía y Amelia aceptó el ardoroso abrazo de Arturo con asombroso amor.